viernes, 25 de noviembre de 2011

El Naturalismo

 Seguid con el azul

Respecto al Naturalismo, hemos de comentar que fue un movimiento amplio que incidió en toda la literatura europea, tanto en el cientifismo como en el optimismo cientifista del pensamiento europeo del SXIX. Este movimiento se inició con la divulgación del positivismo y especialmente, en 1859, con la divulgación del Origen de las especies de Darwin. El Naturalismo pretende aplicar a la creación literaria los principios y métodos de las ciencias experimentales.

El naturalismo también tuvo su origen en las tertulias que mantenían semanalmente los escritores conocidos como el grupo de Medán, formado por Émile Zola, Guy de Maupassant y otros.

Mitterand sostiene que no se puede confundir la teoría naturalista con la praxis naturalista. En cambio, para Zola, el naturalismo no es una tendencia literaria sino un método para transcribir el comportamiento de los seres humanos.

En las obras naturalistas se pueden observar la influencia de ciertas teorías filosóficas de la época, como el materialismo, el determinismo, puesto que le hombre no es libre ya que su conducta está determinada por la herencia biológica y el medio social en el que vive; y la influencia de la ciencia experimental, ya que el novelista debe experimentar con el hombre.

Zola fue la figura más insigne del naturalismo europeo, tanto por sus novelas como por su influencia teórica. Zola concibe el naturalismo  como un elemento auxiliar del pensamiento científico, de manera utilitaria. Uno de los lugares donde mejor se explican las características de la novela naturalista es en La novela experimental de Zola, en 1880. Zola se documenta sobre aquellos problemas y experimenta sobre el comportamiento de un grupo humano. La importancia de la herencia y la influencia del medio se aprecian perfectamente en sus grandes novelas, como La Taberna, La bestia humana y Germinal. Estas dos últimas han sido adaptadas cinematográficamente.

            En España, la primera referencia al naturalismo francés es, según Pattison, un artículo del corresponsal en París de la Revista contemporánea, Charles Bigot, en 1876, haciendo referencia a Zola y tratando de describir las características de su novela. A partir de este momento son constatables una serie de artículos sobre el tema.

            Pattison ha clasificado en dos grandes grupos las reacciones polémicas que despertó en España el naturalismo francés. De un lado se hallan los conservadores, como Pedro Antonio de Alarcón, quien en su discurso de la Academia se refiere a la escuela en términos de la <<mano negra>> literaria, o Pereda, quien reaccionó indignadísimo  cuando se le aplicó la etiqueta de naturalista y calificó de <<maloliente>> el movimiento. Ambos  identifican el naturalismo con obscenidad y grosería. Sus puntos de vista  críticos se ceban siempre en la técnica y temática descriptiva y en la supuesta inmoralidad argumental. Por otro lado están los liberales, para los cuales el naturalismo es, sobre todo, experimentación e investigación de la verdad. No obstante, quienes se declaran partidarios del naturalismo lo hacen siempre con algún reparo. Muy pronto el deseo de encontrar un justo medio entre el idealismo, que se consideraba tradicional en nuestro realismo clásico, y el naturalismo, se convertiría en el argumento teórico fundamental de los naturalistas españoles.

El naturalismo es, pues, la primera gran puesta en cuestión de la posibilidad de un pacto entre libertad individual y disciplina colectiva, entre deseo personal y realidad social. Ello implica la primera toma de conciencia de la crisis de los valores individualistas en la sociedad burguesa. Los movimientos que se sucederán al naturalismo, desde el impresionismo al surrealismo, profundizarán la expresión de esta crisis del individualismo burgués, nacido con la revolución y con el romanticismo.

En España, el naturalismo se acepta como un triunfo de la verdad en literatura, del derecho al libre examen, de la libertad de tratar cualquier tema, de la aceptación del progreso y de la fe en la ciencia, por la intelectualidad liberal.

 Pattison señala que aquello que caracteriza el naturalismo español es su equilibrio. Y esto hay que buscarlo en la filosofía krausista que tanta influencia tendrá en la literatura de finales del siglo XIX y principios del XX. El krausismo abrirá las puertas al cientificismo pero de forma tolerante. Es decir, la realidad, los comportamientos, la vida en general, no puede ser explicada por elementos científicos. El krausismo implica tolerancia y no dogma. Para los escritores españoles seguidores del naturalismo la materia no será independiente del espíritu.

Según señala Juan Oleza el hecho de que los escritores quisieran unir el naturalismo con la picaresca española manifestaría el hecho de que el modelo naturalista francés de novela no les satisfacía y necesitaban identificar el género con un “antepasado” nacional. Para Galdós el naturalismo francés hacía uso de lo que España en cierta manera había “exportado”. Los escritores españoles creían ver en la picaresca española la trascendencia de las miserias de la vida gracias al humor, la superación de la materia y la captación del espíritu.

El naturalismo español se diferenciará del francés porque continuará con el realismo pero barriéndolo de tesis y de su carácter didáctico y de moralizaciones. Hacia 1886-87 aparecen dos grupos: los que siguen el modelo zoliano, de determinismo, herencia, miseria e inmoralidad, como Eduardo López Bago o Alejandro Sawa; y los que practican un naturalismo idealista, más atento a profundizar en la psicología de los personajes, como se halla en obras de Pardo Bazán, Blasco Ibánez o Clarín.

Emilia Pardo Bazán se sitúa en la vanguardia del naturalismo en España, aunque su naturalismo fue más formal que ideológico. En su obra suelen destacarse dos momentos, el naturalista y el decadentista.  En la etapa naturalista, destacan obras como la Tribuna, Los Pazos de Ulloa o La madre naturaleza. En estas obras son apreciables algunos rasgos característicos del naturalismo como la insistencia del dato físico caracterizador, la selección de ambientes, la reproducción de rasgos dialectales y la tendencia a organizar sus novelas en torno a un protagonista colectivo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario